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Sobre el proyecto

Violencia, periodismo y literatura

Cinco grandes cronistas del Siglo XX en Colombia

Para los escritores verdaderos, el periodismo nunca es un mero modo de ganarse la vida sino un recurso providencial para ganar la vida. En cada una de sus crónicas, aun en aquéllas que nacieron bajo el apremio de las horas de cierre, los maestros de la literatura latinoamericana comprometieron el propio ser tan a fondo como en sus libros decisivos. Sabían que si traicionaban a la palabra en la más anónima de las gacetillas de prensa, estaban traicionando lo mejor de sí mismos. Un hombre no puede dividirse entre el poeta que busca la expresión justa de nueve a doce de la noche y el reportero indolente que deja caer las palabras sobre la mesa de redacción como si fueran granos de maíz. El compromiso con la palabra es a tiempo completo, a vida completa. El periodismo no es una camisa que uno se pone encima a la hora de ir al trabajo. Es algo que duerme con nosotros, que respira y ama con nuestras mismas vísceras y nuestros mismos sentimientos.

 

Tomás Eloy Martínez

 

Sobre el proyecto

Este proyecto busca crear un espacio de difusión de la crónica roja escrita en Colombia a lo largo del siglo XX.

 

Para tal fin se hace énfasis en cinco cronistas que representan el espíritu del género:

José Joaquín Jiménez, Felipe González Toledo, Pedro Claver Téllez Téllez, Ismael Enrique Arenas y José Antonio Osorio Lizarazo.

 

Aquí los lectores encontrarán análisis del género, biografías, estudios sobre las obras y una antología de relatos de los cinco cronistas que hacen parte de este estudio. 

Sobre la crónica roja

La crónica roja tiene su origen en Francia con los llamados faits- Paris lo cual hace referencia a los sucesos o chismes que se propagaban con el voz a voz, y que muchas veces terminaban siendo una mezcla de realidad y ficción. A pesar de esto el fenómeno evolucionó hasta convertirse en los Fait divers: crónicas serias, de hechos escandalosos, que sumaron fuerza, estilo y refinamiento literario a la prensa francesa.

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La crónica roja fue también llamada de sucesos o policial. Este tipo de crónica apareció a finales del siglo XIX, siglo que se caracterizó por la violencia que vivió el país. 

Cronistas

Los Cronistas

Fueron los cronistas judiciales quienes adornaron sus relatos con detalles del ambiente y de los personajes, y los periodistas que tenían una formación literaria los que marcaron una forma diferente de hacer periodismo, alejada de la prosa partidista y de las noticias. Esta forma de narración tiene una relación directa con la literatura y marcó la construcción del estilo de los literatos, quienes tenían una forma de reflexión inexplorada, que los obligaba a tener contacto con la realidad. El periodismo fue definitivo en la consolidación del Modernismo y también fue definitivo para la literatura colombiana, en la que la mayoría de los escritores fueron también periodistas.  (Puertas, 2009, p, 14)

José Joaquín

 

Jiménez

José Antonio

 

Osorio Lizarazo

Felipe González

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Toledo

Pedro Claver

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Téllez Téllez

Ismael Enrique

 

Arenas

Su obra...

El reconocido cronista José Joaquín Jiménez, Ximénez, también firmó varias columnas en la prensa bogotana gracias a su versatilidad de estilo. Mientras en los comentarios de Babel del Día, de El Tiempo, se tornaba en extremo lírico y meditabundo, en Sábado se recreaba con columnas cómicas como Las Baladas de don Rodrigo de Arce (el poeta apócrifoal que atribuía los versos de los suicidad del salto del Tequendama), Diccionario, las parodias de don Luis Sobando (en antihomenaje al gramático Luis de Obando), encuestas y recetas de cocinas disparatadas. En El Espectador también escribió la popular sección Buenas Tardes, en verso. (Vallejo, 2006, p. 272)

A Osorio Lizarazo le interesó contar la historia de la Bogotá marginal, pero no la ciudad representada tradicionalmente por la literatura, una ciudad falsa, maquillada por la estética impuesta por la hegemonía conservadora, una estética que privilegiaba a los que estaban en el poder, en detrimento del resto, una mayoría pobre y sin oportunidades, una estética que evocaba el modelo español, a través del culto excesivo por la gramática, y, además, buscaba perpetuar una falsa moral y una educación condicionadas por la Iglesia. (Puerta, 2009. p. 14)

Pero el privilegio de dignificar la crónica de sucesos le queda a Felipe González Toledo, quien se ganó su paternidad en Colombia (aunque él prefería llamarla ¨crónica de policía¨ porque revelaba la condición humana con sus pasiones). Por fin le dio un tratamiento riguroso y profesional, ajeno a las invenciones y lucimientos literarios que le imprimieron Ximénez y otros colegas, pero sin que perdiera su calidad estética y su trasfondo humano. (Vallejo, 2006, p. 230)

Hernando Téllez me dio lecturas, libros de su biblioteca para leer, me prestó los primeros libros de periodismo, manuales de periodismo; había un libro de Vivaldi donde te decían qué era el reportaje, la crónica y dónde te invitaban a leer a esos clásicos como Mariano José de Larra, azurín, al comienzo me gustaron mucho después ya no; me gustó mucho más el periodismo norteamericano, prefieren el reportaje y la crónica a la columna, más la aventura que el escritorio. La calle, la crónica y el reportaje, el periodismo estaba metido en mí. En esa época el periodista era empírico no existían facultades de periodismo; mi facultad fue la máquina de escribir y la redacción de un periódico. (Álvarez, 2010, p. 106)

Unos le decían el Flaco y otros le decían el Seco , pero todos los amigos y compañeros de Ismael Enrique Arenas Serrano sabían que ese reportero que cubría en EL TIEMPO las fuentes judiciales era un maestro de la chiva. En efecto, no había fallo, sentencia, apelación, laudo ni incidente procesal que escapara a su radar de periodista. Fue así durante muchos años, exactamente durante los 56 que cubrió los estrados judiciales en esta Casa (EL TIEMPO, enero 29 de 2002).

Su obra
La antología

La antología 

A mediados del siglo XX Colombia se encontraba bajo un grave enfrentamiento entre los jefes políticos de los partidos Conservador y Liberal que trascendió a las ciudades y pueblos y llevó al país a sumergirse en una sangrienta batalla que alcanzaría su cúspide con la muerte del caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán el 9 de abril de 1948.

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En este marco social y político la Crónica Roja se reseña como uno de los géneros de mayor acogida para los lectores de la época, quienes no le perdían la pista a las historias que los cronistas de diferentes diarios les ofrecían sin escatimar detalle.

Estos cronistas desarrollaron un papel fundamental en los hechos ocurridos durante la época de la Violencia en Colombia, pues no solamente eran los encargados de difundir los relatos de lo que acontecía sino que también investigaban, recolectaban pruebas, seguían sospechosos y en ocasiones facilitaban la captura de los criminales.

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Los cronistas no sólo escribían sobre hechos violentos también eran los encargados de darle voz a esos personajes anónimos que recorrían la ciudad con sus particularidades o sobre los lugares que aun perteneciendo a lo cotidiano tenían un matiz o historia especial que mostraba la idiosincrasia colombiana. 

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Eran los cronistas de la época observadores profundos, sabuesos sagaces y aventureros incansables. Su búsqueda de la verdad los llevaba a deambular hasta altas horas de la noche por los juzgados, comisarias, cafés y salas de redacción. A pesar de lo duro del oficio y los riesgos que enfrentaban eran profesionales comprometidos y honestos dispuestos a sacrificar su vida por las historias que contaban.

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En esta investigación se hizo un acercamiento a cinco exponentes de la crónica roja, solo cinco entre todos aquellos valientes que ejercieron el oficio durante el siglo XX, cinco que con sus letras engrandecieron el género y resguardaron importantes momentos de la historia del país.

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La escogencia de estos autores se fundamenta en los aportes que los mismos hicieron a la crónica roja a nivel literario e histórico. José Joaquín Jiménez, Felipe González Toledo, José Antonio Osorio Lizarazo, Ismael Enrique Arenas y Pedro Claver Téllez Téllez lograron llevar el género de la crónica un peldaño más arriba gracias a la riqueza de sus estilos que se fusionaban entre lo periodístico y lo literario, a las técnicas narrativas donde predominaba la imaginación y los detalles que ningún otro había reseñado, el lenguaje sonoro, lírico y elegante que contrastaba con los crudos hechos que se narraban y especialmente su capacidad de registrar los cambios sociales y políticos que afectaron a lo largo del siglo XX a Colombia.

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Este proyecto busca la recuperación del patrimonio literario de los cronistas José Joaquín Jiménez, José Antonio Osorio Lizarazo, Felipe González Toledo, Pedro Claver Téllez Téllez e Ismael Enrique Arenas. El material que aquí se encuentra no se puede comercializar ni editar.

Al compartir los textos e imágenes cite a los autores.


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Esta página hace parte del proyecto de  investigación  ¨ Violencia, periodismo y literatura: Cinco grandes cronistas del siglo XX ¨ en Colombia realizado para optar al título de Profesional en Estudios Literarios. 

 

Para ponerse en contacto con el autor puede escribir al correo mundoinmovil@gmail.com 

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